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Japón retiene a los dos hijos de un vigués pese a que tiene su custodia

Jacobo, vigués como sus dos hijos, no sabe nada de ellos desde marzo de 2013/Tresyuno Comunicación

Jacobo Rodríguez Roque lleva sin ver a sus hijos, de 6 y 3 años desde el 11 de marzo de 2013. En esa fecha, unos días antes de que se celebrase el juicio en el que obtuvo la custodia de ambos, su ex pareja, de nacionalidad japonesa, con la que vivía en Vigo- de donde son los dos pequeños– se los llevó a la casa sus abuelos maternos en la provincia de Ibaraki, al norte de Tokio.

Hasta abril de este año, en el que Japón firmó la Convención de La Haya sobre secuestro de menores, Jacobo no tenía reconocido en aquel país ningún derecho sobre sus hijos– dado que son hijos de soltera- sin embargo eso ha cambiado en el último mes y, conforme a dicha convención las autoridades niponas deben de acatar la resolución judicial española: que él tiene la custodia de Cris y Leo.

Dado que no ha sido así y la embajada de España en Tokio- una legación que lleva en aquel país más de 4 siglos- le ha dicho que no puede comprometerse, “que se trata de un problema diplomático y que ni el gobierno español, y mucho menos el japonés, han hecho gestión alguna para que pueda recuperar a sus hijos, Jacobo ha decidido encadenarse en la Praza do Rei, delante del Concello, para que se conozca su situación y “presionar” a las administraciones para que “hagan algo, porque mis hijos están secuestrados”.

“Hace más de un año que no sé nada de mis hijos, no sé si están vivos o muertos”, afirma, además tampoco ha podido ponerse en contacto telefónico con su ex pareja, “pese a que he llamado al restaurante que tiene su hermana…allí, cuando pregunto por ellos me contestan si quiero hacer una reserva o si quiero encargar comida para llevar”.

Jacobo señala que la decisión de la madre de los pequeños de llevárselos a Japón es “simplemente por egoísmo”. Allí, señala, “tiene una ayuda de 800 € mensuales, además, la mantiene su familia, que está muy bien situada, y aquí no encontraba trabajo”. Este vigués, que habla perfectamente japonés, “fue en ese idioma, además de inglés y castellano en el que educamos a los niños”, quiere poder ir a Japón y ver a sus hijos sin que “me pase nada”.

Esta frase tiene sentido, otro padre, en la misma situación que la suya, viajó a Japón y fue detenido por la policía, “estuvo 22 días retenido, porque allí la ley permite este plazo tan largo, después de que su mujer lo denunciase por acoso de menores…pasados los 22 días, lo metieron en un avión de vuelta a España y, días más tarde, le reclamaron el precio del viaje…yo no quiero que me pase eso, pido al Gobierno, a la Embajada que haga que se cumplan mis derechos como ciudadanos español, la misma nacionalidad que tienen mis hijos”.

Para conseguirlo, no dudará en seguir encadenándose delante del Concello hasta que los responsables públicos españoles consigan que pueda volver a verlos.

 

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