Según asegura este miércoles el digital Vox Populi, los tres ex presidentes del Gobierno presionaron durante meses al Rey para que presentase su renuncia. Dichas ‘presiones’ se iniciarían en febrero del año pasado, coincidiendo con los contactos que descritos bajo la denominación de ‘análisis de la situación económica’, tuvo el Jefe del Estado con Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, en el Palacio de La Zarzuela y durante los cuales, de acuerdo con la información de Vox Populi, los tres le dijeron al Rey que debía abdicar.
Al parecer, el más expeditivo fue Felipe González– quien, llamativamente, se ha desprendido, además de sus convicciones de otro tiempo, de la legitimidad republicana que defendió durante la Transición-y que le habría dicho al Jefe del Estado que la Corona estaba sufriendo una considerable erosión, algo que no pareció gustar al Rey quien la habría respondido que ‘los reyes mueren en la cama’.
Zapatero habría sido mucho menos directo hablando de la necesidad de “dejar paso” al príncipe, aunque, el más duro y frío fue Aznar– al que el Jefe del Estado ha dado siempre un trato distante, como prueba el que no le haya ofrecido un condado o un marquesado, lo que sí hizo con Suárez, Calvo Sotelo, que lo aceptaron, y Felipe González, quien lo rechazó, algo que Aznar no le ha perdonado al monarca-.
El ex presidente popular no solo le dijo al Rey que debía irse, sino que también se lo repitió al jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, instándole a que Juan Carlos no solo se fuese sino que lo hiciese de manera ‘urgente’.
El Rey no reaccionó nada bien a estos comentarios, al contrario, dijo ‘no’ a cada uno de los ex presidentes del Gobierno y en el mensaje de Navidad cortó el tema por lo sano, “quiero transmitiros como Rey de España: En primer lugar, mi determinación de continuar estimulando la convivencia cívica, en el desempeño fiel del mandato y las competencias que me atribuye el orden constitucional, de acuerdo con los principios y valores que han impulsado nuestro progreso como sociedad. Y, en segundo lugar, la seguridad de que asumo las exigencias de ejemplaridad y transparencia que hoy reclama la sociedad”.
