La historia comienza cuando un exministro de Italia, de nombre Roberto Calderoli, se le ocurrió comparar a la ministra de Integración de origen congoleño, Cecile Kyenge, con un orangután. A partir de ese comentario, Calderoli no ha parado de sufrir continuas circunstancias adversas, por esas desdichas solicita que le anulen el mal de ojo que porta encima.
Calderoli acusa al padre de la mujer, Kikoko Kyenge que reside en el Congo, de ejecutar un ritual africano que invoca a los muertos en contra de él. En los últimos meses, el político ha pasado por quirófano en seis ocasiones, ha recibido dos reanimaciones, se ha fracturado dos vértebras y ha fallecido su madre. En este mes de agosto, la hazaña sucedió en su casa al encontrarse con una serpiente de dos metros en la cocina.
Desde el Congo, el señor Kikoko le advierte que tenga cuidado con sus actos porque “los muertos pueden ponerse muy nerviosos”, mientras su hija ha informado que no cree en las maldiciones, al considerarse católica. El exministro, Doctor en Medicina y convencido de ser supersticioso, se disculpó ante la hija, el padre y la tribu, solicitando los servicios de un exorcista para que finalicen los catastróficos acontecimientos y poder regresar a la tranquilidad.