Según las teorías inflamatorias de la aterosclerosis, se ha establecido una relación entre la higiene dental y las enfermedades del corazón. Por eso, el cepillado diario, sin olvidarse del uso del hilo dental, y la visita al dentista, al menos una vez al año, disminuyen las posibilidades de padecer enfermedades cardiovasculares.
Los gérmenes bucodentales crean endotoxinas que pueden incrementar los problemas coronarios, como es el caso del infarto agudo de miocardio. Aunque existen factores de riesgo en las dolencias cardiovasculares que no se pueden modificar, véanse los antecedentes familiares; en una elevada proporción, en un 80%, los factores sí se podrían cambiar por la acción humana, descartando el tabaco, comiendo sano y evitando el sedentarismo.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), señalan que 122.097 personas murieron por enfermedades cardiovasculares en 2012, lo que supone una de cada tres muertes, un 30,3%. A nivel mundial, se estiman 25 millones de fallecimientos al llegar al 2030, por dolencias del corazón.