Miles de palestinos están atrapados en el campo de refugiados de Yarmuk, un área desértica de 2,11 kilómetros cuadrados de extensión situada al sur de Damasco, en donde se libran cruentos combates entre las milicias del Estado Islámico (EI) , grupos rebeldes sirios y combatientes palestinos acosados, desde el exterior, hace un año, por las fuerzas leales al asesino Bashar el Asad.
Estado Islámico controla el centro, el Sur y el Oeste del campo, las tropas palestinas de Aknaf Beit al Maqdess, próximas al movimiento islamista Hamás, están al Norte y el Este. Los combates han causado la muerte a 26 personas en la última semana y el éxodo entre una población que ya ha tenido que escapar de otras guerras.
Anuar Abdel Hadi, responsable de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Damasco, aseguró que cerca de 400 familias, “unas 2.000 personas” han sido evacuadas de campo Yarmuk por dos rutas seguras hacia el barrio vecino de Zahira, en manos del Ejército sirio.
El campo de refugiados palestino, que padece escasez de comida, agua y medicamentos desde hace más de un año debido al cerco del Ejército, ha sido masacrado el pasado por los helicópteros del Gobierno de Asad- que han lanzado decenas de barriles de dinamita contra la población- y los miembros del Estado Islámico (IS) que se han alternado para aplastar a los 18.000 palestinos-de ellos 3.500 niños- que viven en Yarmuk.
