Este hombre de la fotografía es Juha Sipilä, un ingeniero que ahora ocupa el cargo de primer ministro y líder de un partido de centro derecha de Finlandia. El caso es que el señor Sipilä, que por trabajo tiene que vivir en Helsinki, ha dicho públicamente que ofrece su casa, la de siempre, no la oficial, en Kempele, una localidad al norte del país, para que vivan en ella algunas de las personas que pidan asilo en Finlandia.
El primer ministro Sipilä ha justificado este ofrecimiento comentando que cree que su país debe dar ejemplo de solidaridad…y el caso es que no son solo palabras: el año pasado pidieron asilo allí algo más de 3.000 personas y el gobierno ha autorizado a quedarse a unas 30.000, diez veces más.
Aquí, hay que recordar que las ofertas de los ciudadanos han obligado al Gobierno a crear una oficina para coordinar esas acogidas, porque hace unas semanas, el ministro de Asuntos Exteriores que tenemos, García-Margallo, apoyado por el presidente Rajoy, regateaba “estamos dispuestos a hacer el esfuerzo solidario que se nos pida, siempre lo hemos dicho, pero ese esfuerzo solidario tiene que ser un esfuerzo proporcionado, justo y realista. Y en mi opinión los criterios que maneja la Comisión no lo son”.