Además de ser uno de los mejores guitarristas de la historia y un milagro médico andante- nadie, ni él mismo imaginaba que hubiese podido llegar 72 años– también es un filón para los médios de comunicación y, con mucho, el miembro más genuino de los Rolling Stones.
Si hace unos años, en su autobiografía, ‘Life’ relató que acabó esnifándose parte de las cenizas de su padre-era de lo poco que le quedaba por esnifar-tras tenerlas 6 años en una urna, ahora ha declarado a The Mirror que le encantaría que sus cuatro hijas- Theodora, Alexandra Angela y Tara Richards- esnifasen las suyas cuando muriese. “Yo mismo les daré la pajita”, ha declarado Keith, apenas unos días antes de que salga al mercado su primer trabajo en solitario en casi un cuarto de siglo, ‘Crosseyed heart’.