El sábado pasado, veinte horas después de estar con él en la inauguración de las humanizaciones de Castrelos y Florida, el presidente de la Xunta acusó a Abel Caballero, sin nombrarlo, de ser “un frívolo y un irresponsable“ por “poner en peligro el futuro financiero y económico de Galicia y de Vigo” y, en el furor del congreso local del PP, añadió “Vigo es tan grande que no necesita un político tan cativo“, continuó: “no se envuelve en la bandera del localismo, sino del narcisismo y personalismo” y terminó “esta ciudad no necesita a un perdedor: que ha perdido todas las elecciones a las que se ha presentado, todas“.
Al día siguiente, Caballero se mostró indignado por el hecho de que el presidente Feijóo “venga a Vigo a insultar a su alcalde”, reafirmó su “lealtad institucional” para con el jefe del ejecutivo autonómico y recalcó que nunca recurría al insulto. Sin embargo, eso está lejos de la realidad.
En lo que va de año, el alcalde ha recurrido a la descalificación, al menos en once comparecencias públicas: el 4 de enero manifestó “No toleraré que el señor Feijóo estafe a Vigo y engañe a los gallegos”; el 22 de ese mismo mes dijo “No nos fiamos del señor Feijóo porque hace tres meses que nos miente”; dos días más tarde declaró “Feijóo ha mentido tanto que no se puede creer lo que diga”; el 2 de febrero aseguró “Feijóo miente y engaña masivamente”;el 18 de febrero afirmó “El señor Feijóo no va a seguir agrediendo a esta ciudad”; tres días más tarde “El presidente de la Xunta es un bravucón” y hace menos de un mes, el día 30 de marzo: “El presidente nos ha estado engañando a todos”.
Pero no sólo Feijóo ha sido diana de las mismas, al presidente de Pescanova le acuso de “defender sus intereses privados y no los de la ciudad” (9 de febrero) y de su socio de gobierno, Santiago Domínguez, ha dicho “el señor Domínguez está presionando a un club muy importante de la ciudad para que no vaya a la manifestación en contra de la fusión” (9/II); “sigue traicionando a Vigo” (15/II) o “las mentiras de la señora Porro y el señor Domínguez eran manifiestas” 23 de marzo.