Agentes de la Policía Nacional han desarticulado en Madrid la primera red de trata de seres humanos que traía a personas a España con el único fin de cometer delitos. En la operación han sido liberadas cuatro víctimas, una de ellas traída cuando era menor de edad, se ha detenido a los tres responsables de la trama y se han esclarecido 800 hurtos de piezas de vehículos.
Los arrestados aprovechaban la situación de precariedad de sus víctimas en su país de origen, Rumanía, ofreciéndoles un trabajo en España en el sector agrícola o en la construcción. Una vez ya en el país, les encerraban en un piso en el que vivían hacinados con pestillos en las puertas para que no pudieran salir, les quitaban la documentación y los tenían retenidos bajo amenazas y agresiones. Se les informaba además de que habían contraído una deuda de manutención y que para saldarla debía robar piezas de coches.
Tras instruirles en distintos desguaces en la forma de desmontar catalizadores, les trasladaban por varias ciudades españolas para cometer este tipo de robos en vehículos aparcados en la vía pública para luego revenderlos a particulares.
En cada localidad permanecían durante varios días, en los que solían sustraer una media de 10 catalizadores por noche. Durante los desplazamientos les obligaban a dormir en los coches en los que eran trasladados y tenían la comida racionada.
La investigación comenzó tras la denuncia de una de las víctimas y ha sido llevada a cabo por agentes de la Brigada Central Contra la Trata de Seres Humanos de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras junto a las UCRIF de Madrid y Sevilla, con la colaboración de la Agregaduría de Interior de la Embajada de Rumanía en España y la Brigada Contra el Crimen Organizado de Constanza en Rumanía.