El descubrimiento durante la realización de unas obras de una bomba soviética de la Segunda Guerra Mundial obligó a evacuar durante varias horas a vecinos, trabajadores y niños de una guardería del barrio de Friedrichshain, en Berlín.
Se trataba de una bomba de unos 100 kilos que no había estallado y que por el mal estado en el que se encontraba no podía ser trasladada a otro lugar, por lo que los artificieros de la policía berlinesa tuvieron que proceder a desactivarla en el mismo lugar.
Para garantizar la seguridad, se desplegaron casi un centenar de agentes para desalojar los edificios en un perímetro de 200 metros alrededor del artefacto, lo que provocó atascos y cortes en las líneas de transporte público.