Esta vez la herencia no vino con un pan debajo del brazo, sino con 100 kilos de oro. Un hombre francés que heredó una casa en Normandía de un pariente fallecido encontró escondidos en varios lugares de la vivienda 500 piezas de oro, dos barras de oro de 12 kilos cada una y 37 lingotes de un kilo cada uno.
Los tasadores calculan que el valor total de lo encontrado ronda los 3,5 millones de euros. Las piezas estaban escondidas debajo de muebles, entre la ropa y en el cuarto de baño, además de algunas monedas doradas disimuladas en una caja de una botella de whisky.
El fallecido había adquirido todo este oro de forma legal, ya que se encontraron los certificados de autenticidad. El Estado francés podría quedarse con el 45% de esta fortuna, según la ley de sucesiones.