Por si estas fueran malas noticias para Mariano Rajoy, el PP lejos de ampliar su distancia con el PSOE en la preferencia de los votantes, ve como esta se recorta desde los 3,8 puntos que tenía en enero a 1,5 en abril, ello es así porque los populares pierden un 0,5% de apoyo mientras que los socialistas recuperan 2. Además, el Partido Socialista es el que cuenta con más voto decidido el 24,5 % frente al 22,8 % del Partido Popular que, encima, no tiene la mayor simpatía de los ciudadanos, un 26,3% frente a un 30,4% de su principal rival, lo que significa una desventaja de 7,5 puntos.
La puntilla para Rajoy es que mientras un 52,2% de españoles descalifican la actuación del Gobierno (frente a un 9,2 % que la aplauden), un 59,6% considera malo o muy malo el trabajo de la oposición y sólo la secunda un 7,3% de los encuestados.
A todo ello se suma que, tras el paro y la economía, dos de las áreas más cuestionadas de la gestión del ejecutivo Zapatero, los españoles creen que el principal problema del país son sus políticos, una preocupación que está por encima del terrorismo o la vivienda, hasta el punto de que 3 de cada 4 encuestados declaran que confían poco o nada en el presidente del Gobierno, la peor nota desde que se elabora esta encuesta.
Para establecer una comparativa con lo que pasa en otros países europeos, baste recordar que en el peor momento de la crisis económica, el primer ministro británico Gordon Brown, que hizo la mejor gestión de la misma entre los gobernantes de la UE llegó a acumular una desventaja con respecto al líder de la oposición, David Cameron, de más de 20 puntos.