Esta noticia es cierta, aunque parezca sacada del Reichstag nazi o de la URRS de Stalin: el Parlamento ruso aprobó este miércoles, por 368 votos a favor, uno en contra y una abstención, una propuesta que busca que la violencia de género sea considerada como un “delito civil” que se pagaría con una multa de 500€, un arresto de 10 a 15 días o hasta 120 días de trabajo social, y los maridos que peguen a sus mujeres solo irán a prisión si lo hacen “más de una vez al año”.
Aunque siga pareciendo mentira, quien ha impulsado esta ‘propuesta’ es una mujer, la diputada Yelena Mizulina, presidenta del Comité sobre Familia, Mujer y Asuntos infantiles y defensora una normativa que penaliza la “propaganda gay”.
Esta ‘señora’, no quiere que haya “personas encarceladas durante 2 años y etiquetadas como criminales simplemente por dar una bofetada” y por eso cree que las agresiones en el entorno familiar, incluidas las del marido a la mujer, deberían ser sólo una falta administrativa.
La propuesta fue apoyada por los diputados conservadores del Parlamento ruso, en contra de la decisión adoptada en junio por el Gobierno de considerar la violencia doméstica como equivalente a los “delitos de odio”.
Lo que no es tan sorprendente es que la Iglesia ortodoxa rusa apoye esta iniciativa y crea que es disculpable “el castigo corporal” si es “razonable y se hace con amor” porque “es un derecho esencial dado por Dios a los padres”.