El último informe de Oxfam apunta que España es el segundo país de la Unión Europea en el que más ha crecido la desigualdad. “Este continuo aumento de la desigualdad se debe a una concentración de la riqueza en menos manos, a la vez que se produce un deterioro de la situación de las personas más vulnerables”, dice, literalmente, el informe.
Según el mismo, entre 2008 y 2014, los salarios más bajos cayeron un 28%, mientras que lo más altos apenas notaron variación alguna, tanto es así que en 2015, el sueldo más alto era casi un centenar de veces superior al salario medio de las empresas más importantes.
Ese mismo año, el 30% de la población más pobre de España había perdido más de una tercera parte de lo que tenía, al tiempo que aumentaba, el patrimonio de las tres persona más pudientes que hoy tienen más que todo lo que poseen, sumado, los 14,2 millones españoles más pobres.
Oxfam no deja duda de porqué se produce esta desigualdad: a un modelo económico que es incapaz de crear empleo de calidad y salarios dignos; este modelo permite que las empresas recuperen beneficios, mientras los salarios se estancan y pierden poder adquisitivo.
Además, indica, la política tributaria apenas frena “la acumulación de la riqueza” y es incapaz de alcanzar unos niveles de recaudación que sostengan los servicios públicos y, por último, las políticas sociales no han sido capaces de acabar con la pobreza estructural, ni cuando España crecía.