El simple contacto físico con una mujer aumenta la sensación de seguridad. No lo dice Nacho Vidal, sino una investigación realizada por científicos de las universidades norteamericanas de Columbia y Alberta.
En un experimento realizado como un juego, durante varias semanas y con distintas personas, se comprobó que cuando los participantes recibían unos golpecitos en la espalda por parte de una de las investigadoras, ponían mayor cantidad de dinero en juego: se arriesgaban más que si la mujer sólo les hablaba.
Los investigadores señalan que estos resultados tendrían su origen en la manera en que las madres tocan a sus bebés para hacerlos sentir más seguros. Las madres tocan a menudo a sus hijos, lo que genera en éstos una sensación de afecto que aumenta su sentimiento de seguridad. Al crecer, esta seguridad permite a los niños sentirse más capaces de aventurarse y explorar en contextos no familiares.
En el experimento se demostró que la reproducción de esta situación de la relación madre-hijo inicial mediante los golpecitos en la espalda, propiciaba un fuerte efecto en la tendencia a arriesgar dinero de los participantes. Esto sugiere que la mujer sigue teniendo la misma capacidad de tranquilizar, incluso a las personas adultas.