Han perfeccionado una vieja técnica egipcia que recurría a dos piedras calientes puestas sobre los testículos para reducir la capacidad fertilizadora de los espermatozoides, aplicando ese principio pero con ultrasonidos. Se trata de los investigadores Paul Dayton y James Tsuruta, de la Universidad de Carolina que han iniciado un estudio para demostrar que los ultrasonidos aplicados en los testículos inhiben la fabricación de espermatozoides y la técnica no es nueva: ya se utiliza para tratar lesiones deportivas.
Los científicos creen que bastaría una sesión de diez minutos dos veces al año para lograr que el esperma perdiese la mayoría de su capacidad reproductora. Y debe de ser cierto porque la Fundación Bill&Melinda Gates ha donado 100.000 dólares a este proyecto.
Dayton y Tsuryta intentan solucionar ahora un problema: grandes dosis de ultrasonidos pueden generar una esterilidad irreversible, aunque no tienen duda de la pertinencia de usar calor para lograr los resultados. A las pruebas se remiten, su efecto ya se ha demostrado con diferentes medios, algunos tan simples como bañarse con agua a 46 grados de temperatura durante 45 minutos reduce la fertilidad masculina.