Entre el 2 junio y el 15 de julio
Leer másPolíticos, juristas y especialistas en salud holandeses piden la legalización de las drogas para combatir la crisis
En Holanda piden la legalización de las drogas para combatir la crisis…y no lo pide cualquiera. Frits Bolkestein (ex-miembro de la Comisión Europea y antiguo líder del partido conservador), Els Borst-Eilers (antigua ministra de Salud Pública de los Países Bajos), Theo de Roos (catedrático de derecho penal en la Universidad de Tilburgo), además de varios catedráticos, abogados y expertos en materia de drogas firmaron un artículo publicado en NCR Handelsblad en el que señalan que la regulación del mercado de todas las drogas conduciría a una mejoría de la seguridad ciudadana, supondría un recorte sustancial de los gastos del Estado, un ingreso de impuestos considerable, y beneficios a la salud pública.
Respecto a ahorro estatal, este artículo se apoya en un estudio que muestra que la prohibición de drogas como la cocaína, el éxtasis y la heroína, le cuesta 924 euros al año a cada ciudadano holandés. Respecto a sanidad proponen que con la legalización se podría regular por ejemplo la calidad, así como informar con un prospecto de sus usos responsables, desapareciendo las drogas adulteradas.
El ahorro estimado sería de 30.000 millones de euros de gasto público. La regularización de las drogas blandas supondría un ahorro de 183 millones de euros en gastos de policía, justicia y administración, y aportaría 260 millones de euros en impuestos. Pero el principal argumento de todas formas para la legalización o regularización es que el consumo a pesar de la guerra de las drogas, sigue aumentando: la prohibición no funciona.
La mitad de los crímenes cometidos en el mundo son consecuencia directa o indirecta de la prohibición. El negocio ilegal de la drogas genera un volumen de dinero que triplica el Producto Interior Bruto de España, no paga impuestos y sostiene las economías de algunos países, muchas familias, e incluso entidades financieras. También implica a cárteles, camellos y mulas (mensajeros), cultivadores criminalizados, laboratorios de éxtasis o cocaína, y transportistas. Curiosamente se suele juzgar el consumo pero no los más graves delitos que son: sobornos, amenazas, corrupción, trata de blancas, ajustes de cuentas entre bandas o utilización del dinero procedente de la droga para el mercado ilegal de armas, todos ellos asociados al tráfico ilegal de las drogas. Alrededor del 0,1 % de la población mundial muere por consumo o abuso de drogas, pero si hablamos de las víctimas de este mercado negro, el porcentaje es del 3%: 30 veces más.