Israel empezó ayer por la noche la deportación de cientos de extranjeros detenidos durante el asalto militar a la flota civil que intentó romper el bloqueo de la franja de Gaza. Tras la reunión del gobierno, presidido por Benjamin Netanyahu, se acordó su “liberación inmediata” que se completará en un plazo de 48 horas.
En la decisión ha tenido que ver tanto la presión internacional, pese a que finalmente la ONU no condenó sino que “lamentó” el ataque hebreo a los civiles que se saldó con varias víctimas mortales, y la propia contestación interna dentro del país en el que hasta la mayoría de la prensa ha criticado la actuación del primer ministro en este asunto.
En total serán puestas en libertad 682 personas, la mitad de ellos turcos, una lista en la que figuran nacionales de 33 países: Australia, Azerbaiyán, Italia, Indonesia, Irlanda, Argelia, Estados Unidos, Bulgaria, Bosnia, Bahréin, Bélgica, Alemania, Sudáfrica, Países Bajos, Reino Unido, Grecia, Jordania, Kuwait, Líbano, Mauritania, Malasia, Egipto, Macedonia, Marruecos, Noruega, Nueva Zelanda, Malasia, Egipto, Omán, Pakistán, República Checa, Francia, Kosovo, Canadá, Suecia y Yemen.