“El problema de la economía del Reino Unido es peor de lo que pensábamos y sus consecuencias más críticas de lo nos temíamos”. Así de duro ha sido el primer ministro británico quien hoy, además de admitir que la situación financiera de su país es “muy preocupante”, ha desvelado que ha heredado de su antecesor, Gordon Brown, una deuda que, genera, sólo de intereses, más de 84.700 millones de euros ( más de 14 billones de las desaparecidas pesetas).
Durante una comparecencia en la que recalcó la necesidad de reducir el déficit público, David Cameron indicó que esos intereses suponen más de “lo que este país se gasta en escuelas, en transporte y en combatir el cambio climático, todo junto”. Cameron indicó que se trata de “una cantidad asombrosa, no me extraña que el anterior Gobierno rehusara hacerla pública”, aseguró.
El flamante líder inglés señaló que el problema viene generado por “un dispendio gubernamental intolerable y unos planes que gastaban mucho más de lo que nos podíamos permitir”. Asimismo, alertó de que el crecimiento económico del país en los últimos años se basó en aspectos que “no podían continuar para siempre” e insistió en que gran parte del déficit del país es “estructural” y ya existía antes del inicio de la crisis económica.