CITRI Q. Estos días en que los medios nos bombardean con el aniversario de una legendaria banda de pop, reeditando todo su catálogo para celebrar no sé muy bien lo que, se me da por pensar en lo caprichoso, interesado y atolondrado que está el negocio de la música.
Es evidente que en los 60 había mucha más música que los Beatles, mucha más y seguramente mucho mejor. Claro, para estos que se llenan la boca diciendo que si eran los Mozart del siglo XX esto será una blasfemia. Pero a mí se me ocurre acordarme de gente como Coltrane, Miles, Ellington, Ravel, Schonberg, Parker… a todas luces mejores candidatos para tal título. Y yo no desprecio el papel de los Beatles, pero defiendo que se ha sobredimensionado de manera astronómica su obra por intereses puramente comerciales.
- Un ejemplo claro es el siguiente:
En 2009 un señor llamado Van Morrison editó “Astral Weeks: Live at the Holliwood Bowl”, un disco grabado en directo repasando los temas de su obra maestra de 1968 “Astral Weeks”. En 1968 “Astral Weeks” fue un disco que pasó desapercibido para la industria y como consecuencia para el público, de hecho nunca se llego a promocionar en directo. Sin embargo “Astral Weeks” es sin duda uno de los mejores discos de su época. Una obra conceptual y muy personal donde Van mezcla todas sus influencias, soul, jazz, blues, rhythm’ & blues… Todo esto pasado por el filtro único de su joven voz, ya que el irlandes contaba con 23 añitos cuando grabó este disco acompañado de grandes músicos de jazz como Richard Davis o Connie Kay.
Precisamente debido a que nunca había tocado en directo este disco, Van Morrison decidió hacerlo y grabarlo en este año 2009, y lo hizo a lo grande, con una banda enorme, incluyendo sección de cuerdas, y con algunos de los músicos de la grabación original. El disco, como no, paso desapercibido para los medios y, claro, para el público. Y es cierto que la tormentosa relación de Van con la industria musical no ayuda, pero también es cierto que el irlandes es uno de los artistas “populares” más honestos con su música y no se presta a ningun tipo de “paripé” para conseguir vender un poco más. Porque él ya tiene su legión de fieles seguidores desde siempre que incluso le perdonan sus etapas más erráticas. Y es que este señor, como demuestra en el disco, cuando tiene un buen día te puede erizar los pelos de todo el cuerpo con solo abrir la boca y soltar su poderoso y profundo chorro de voz. Y es que Van Morrison es un músico de Jazz haciendo una música que no es estrictamente Jazz. En el disco se demuestra que es incapaz de no improvisar continuamente sobre sus propios temas, y los deforma, los retuerce, los exprime…y Van se muestra en su mejor forma en los últimos diez años. Además, la banda también es la mejor de los últimos años y aguanta estoicamente las embestidas más salvajes del irlandés. Un día, un músico destacado de la banda de Van dijo: “Tocar con Van es muy difícil, hay que estar muy pendiente de lo que pasa detras de sus gafas oscuras, cada concierto es diferente y tienes que prepararte para cualquier cosa”. Ese “cualquier cosa” son los momentos mágicos, místicos, que nos regala Van de vez en cuando, capaces de hundirte literalmente en la miseria, y, si señores, eso es increiblemente bonito.
En “Astral Weeks: Live at the Holliwood Bowl” hay muchos momentos mágicos, la sublime “Madame George”, “Slim Slow Slider”, “Ballerina”, “The Way Young Lovers Do”…
En resumen, otro gran disco de Van Morrison, despues de unos años irregulares, un disco importante y especial sin duda que parece ser que para los vendedores de discos no ha sido importante una vez más. Quizás sin Van Morrison fuera guapo y simpático le hubiese tocado a él salir en todos los medios y forrarse, pero quizás su música se hubiese resentido también.
Moraleja: no os creais todo lo que os cuentan los medios, escuchad mucha música y decidir por vosotros mismos.