No, no nos referimos a todos los casi cuatro millones de desempleados que en este momento hay en España. Nos referimos a los jóvenes, a aquellos que han tenido un trabajo o ninguno y que están desesperado a la caza de uno. Las estadísticas dicen que lo tienen complicado: de cada 100 jóvenes, 41 están sin trabajo, el doble de la tasa europea (20,3%).
Un dato que nos sitúa, junto con Estonia, como el único país del viejo continente en el que el paro juvenil supera el 40 por ciento. Parece que las ganas del que comienza no sirven para mucho en este caso y las agencias de trabajo temporal ya advierten de que, si no se pone remedio con una reforma de por medio, serán el próximo colectivo en peligro de exclusión social.