No les ha llegado con la criticada actuación de sus jugadores en la final de Sudáfrica, sino que harían lo que fuera por conseguir ser el país anfitrión de los Mundiales de 2018. Y ha sido la televisión RTL la que los ha pillado con las manos en la masa: la cadena ha tenido acceso al dossier de la candidatura, en la que lo que prima son la defensa de los derechos de los que pagan publicidad a la FIFA.
¿Cómo lo hacen? Prometiendo un radio de dos kilómetros alrededor de cada estadio en el que no se pueda poner publicidad de ninguna compañía que no colabore con la causa y dando poderes especiales a la Policía para garantizarlo. Y se podría dar un caso de fraude: han ofrecido que los empleados de la FIFA no paguen impuestos durante su estancia y que tengan un carril reservado en exclusiva para poder desplazarse de un estadio a otro.
Si con eso no llegase, la oferta se amplía asumiendo todos los gastos de seguridad, unos 200 millones de euros. Algo que no compensaría si se tiene en cuenta que los últimos estudios estiman que organizar un Mundial podría traer unos beneficios de 400 millones de euros para Holanda, que compartiría la organización con Bélgica.