Literalmente. El Gobierno local ha iniciado las obras de remodelación de Pereiró para dotar al cementerio de un espacio de ‘enterramiento y esparcimiento ecológico’ de cenizas, que ocupará algo menos de 1.500 m2.
El proyecto, al que se destinan 136.000€, consistirá en la creación de un “cementerio-jardín” donde las familias que decidan optar por enterrar o esparcir las cenizas de sus seres queridos, puedan celebrar ceremonias, abiertas a grupos de 20 a 30 personas, con garantías ambientales.
Para ello se creará una gran zona reservada a inhumar o espaciar las cenizas, cubierta de áridos y dotada de riego y un sistema de filtración. En el mismo se hará una plantación de ejemplares de boj, a cuyo pie podrán enterrarse los restos, en urnas biodegradables que mantendrán el respeto por el medioambiente.
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Un paso lógico
La decisión de que Vigo disponga de un cementerio de este tipo es un paso lógico, considerando que en la actualidad ya son más las personas que deciden ser incineradas que enterradas de manera tradicional. Con todo, las cenizas siguen conteniendo sustancias nocivas -fundamentalmente fosfatos y derivados del mercurio- que necesitan un tiempo para descomponerse y cuya vuelta a la tierra debe supervisarse-.
En España el primer cementerio ecológico fue el de Roques Blanques: ocupa 50 hectáreas y está ubicado en la Sierra Natural de Collserola, en Barcelona. Desde 2007 promueve los funerales ecológicos a través de servicios como el Bosque de la Calma, el Camino del Bosque, el Árbol Familiar o la Fuente del Reposo.
También dispone de nichos verdes, en jardines verticales de especies mediterráneas y en donde los nombres de los difuntos están tallados en placas de madera.
Distintos de los cementerios naturales
Cementerios ecológicos y naturales no son lo mismo. En estos últimos los cuerpos de los difuntos se entierran directamente en la tierra envueltos en sudarios de fibras naturales o en ataudes de fibras vegetales, 100% biodegradables. Su esencia es que el cuerpo del difunto se incorpora a la fertilidad y los ciclos ecológicos de la tierra.
Encima de las fosas no se colocan losas ni de hormigón ni de otro material que no sea respetuoso con el medioambiente. Pasados unos meses, se restaura la superficie de cada tumba con plantas autóctonas, manteniendo el paisaje y el ecosistema local. Tampoco hay placas o elementos funerarios individuales: fomentan el recuerdo comunal y asociado al entorno natural a su belleza y biodiversidad.