Eso sí, había que pasar esta prueba a 35 grados, pero la fama cuesta y hoy había que empezar a pagar, con sudor. A nadie se le notaba dentro de trajes largos, algunos con chal y todo, corbatas con perla, chalecos, chaqués, tras alguna estola, maquillaje, refajos, corsés o corpiños, y todo era naturalidad, y clase, en varios casos cubista o tan personal que era difícil de descubrir.
Entre gente de todas las edades, una niña de meses, una señora que se fue, con broche incorporado, empujada por su nieta, alguno con la etiqueta de El Cortes Inglés aún colgando de la manga, y uno, que sabía muy bien lo que se hacía, con el nudo Windsor en la corbata, signo inequívoco de que se sabe estar, precisamente lo que tenía que descubrir la prueba de imagen, que fue en lo que consistió el casting: un par de fotos, “vuelta, de perfil, vuelta” y ¡el siguiente!
Los elegidos lo sabrán pronto y serán figurantes en la escena de una boda de alto copete, que se rodará en Santiago los días 23, 24 y 25 de agosto, en horario nocturno. Compartirán plano con Antonio Banderas, sin caballo negro, ni antifaz, y Elena Anaya, ¡válgame señor, válgame señor!, y serán parte de la primera película que Almodóvar rueda adaptando una novela (Tarántula, de Thierry Jonquet) y no siguiendo un guión propio; también serán los primeros en su primer film de terror, un género tan alejado del trabajo de ¡Pedeedrooo! como una de romanos, de romanos.
El resultado, en marzo de 2011, en todas las pantallas…hasta entonces, ya saben: no nos llame, ya nos pondremos nosotros en contacto.