La primavera es una época de cambio. Trae consigo más luz y mejor tiempo, días más largos y una explosión de la naturaleza, en plena floración. Pero para muchas personas, también supone una caída del cabello más abundante de lo normal. De repente, ese gesto tan cotidiano de ducharse o peinarse se convierte en una preocupación cuando observamos que se nos cae más pelo de lo acostumbrado. Y entonces surge la pregunta: ¿es cierto que en la primavera se cae más el pelo? Lo cierto es que sí, se trata de algo normal, pero no por ello es algo que deje de preocuparnos. De hecho, según datos que maneja noVadiet, casi la mitad de los españoles afirma que la caída capilar afecta su autoestima.
La caída del pelo en primavera es un proceso natural que forma parte del ciclo biológico del cabello y que se presenta por diferentes causas:
Ritmo biológico y luz solar
Durante el invierno, la exposición a la luz solar disminuye considerablemente. Esto afecta los ritmos circadianos y, en consecuencia, también a los ciclos del crecimiento capilar. Con la llegada de la primavera, y el aumento de las horas de luz, se produce un reajuste hormonal en el organismo, lo que puede provocar que más folículos pilosos entren en fase de caída.
Cambios hormonales naturales
En primavera se dan pequeñas variaciones hormonales que pueden influir en el ciclo de vida del pelo. Por ejemplo, la melatonina, que influye en el crecimiento capilar, ve alterada su producción con el aumento de la luz solar, lo que provoca ciertos desajustes que se traducen en una caída del cabello.
Renovación fisiológica
Al igual que algunos animales cambian su pelaje con el cambio de estación, el ser humano también experimenta cierto proceso de renovación en primavera. Esta teoría, ligada a la biología evolutiva, sugiere que el cuerpo humano está “programado” para adaptarse al entorno, cambiando ciertas características físicas como el grosor o la densidad del cabello según la estación.
Estrés postinvernal
Tras varios meses de rutinas más sedentarias, menos exposición a la vitamina D y un menor contacto con la naturaleza, la llegada de la primavera exige una readaptación física y mental. Este cambio puede representar un pequeño estrés para el cuerpo, lo que también puede influir en la caída del cabello.

¿Cómo reconocer la caída estacional?
Identificar que estamos ante una caída de cabello estacional y no ante una patología requiere prestar atención a ciertos detalles:
– La caída se produce de forma difusa, es decir, no hay zonas de calvas ni pérdida localizada.
– El volumen de cabello recogido en la ducha o el cepillo es mayor de lo habitual, pero no se acompaña de otros signos o síntomas, como: picor, inflamación o enrojecimiento del cuero cabelludo.
– La duración de la caída del pelo no se prolonga más allá de seis semanas.
– No hay antecedentes familiares de alopecia ni otros síntomas asociados como debilidad extrema en uñas o piel.
En caso de duda, siempre es recomendable consultar el problema con un dermatólogo, especialmente si la caída persiste más allá de dos meses o se acompaña de otros signos.
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Remedios para minimizar la caída del cabello en primavera
Aunque no es posible evitar por completo la caída del pelo, ya que es un fenómeno natural, se pueden tomar medidas para reducir su impacto y favorecer la salud capilar en general. Los expertos de noVadiet recomiendan las siguientes:
1. Mantener una alimentación equilibrada
Una dieta rica en proteínas, hierro, zinc, biotina y ácidos grasos esenciales es clave para el crecimiento del cabello. Un déficit en ciertos nutrientes puede debilitar la fibra capilar, ralentizar el crecimiento o acentuar la caída estacional. Además, conviene evitar las dietas restrictivas, que pueden agotar las reservas de nutrientes esenciales. Estos son los mejores alimentos para fortalecer el pelo:
– Huevos: ricos en proteínas de alta calidad y biotina, una de las vitaminas del grupo B si tenemos déficit de esta vitamina el pelo se vuelva más débil. Las semillas de girasol, el salmón, las almendras o las espinacas también son muy ricas en biotina.
– Espinacas y verduras de hoja verde: contienen hierro, vitaminas A y C, que favorecen la producción de sebo natural y la hidratación del cabello, protegiendo el cuero cabelludo.
– Frutos secos: fuente de ácidos grasos omega-3, que ayudan a aumentar la densidad capilar y a frenar la caída y de selenio y zinc, que permiten la absorción de los nutrientes y estimulan el crecimiento del cabello.
– Legumbres: aportan proteínas vegetales y también hierro, encargado de producir homoglobina, la proteína que transporta el oxígeno a la raíz del pelo y zinc.
– Pescado azul: aporta ácidos grasos omega-3 y vitamina D.
– Aguacate: es rico en vitamina E, un antioxidante que protege los folículos pilosos del estrés oxidativo.
– Cereales integrales: fuente de vitaminas del grupo B, que ayudan a fortalecer el cabello desde la raíz.
Además de estos alimentos, es recomendable evitar el exceso de azúcares refinados, las grasas saturadas o las comidas ultraprocesadas, que pueden generar inflamación y alterar el equilibrio hormonal.

2. Cuidar el cuero cabelludo
Masajear el cuero cabelludo de forma regular favorece la circulación sanguínea y estimula los folículos pilosos. Se puede hacer fácilmente con la yema de los dedos o utilizando aceites esenciales, como el de romero o lavanda, que tienen propiedades fortalecedoras.
3. Lavar el cabello con suavidad
Durante los meses de caída estacional conviene evitar tratamientos agresivos como planchas, secadores a alta temperatura, decoloraciones o champús con sulfatos fuertes. Mejor optar por productos suaves con ingredientes naturales y sin siliconas pesadas.
4. Productos y complementos alimenticios específicos
Existen productos y complementos específicos diseñados para fortalecer el cabello, desde viales a cápsulas anticaída con ácidos grasos omega 3, 6 y 7, junto a vitaminas, minerales y aminoácidos azufrados, que favorecen la síntesis de queratina y el crecimiento del cabello.
5. Reducir el estrés y mejorar el descanso
El estrés crónico y la falta de sueño son dos grandes enemigos del cabello. En la medida de lo posible, conviene incorporar rutinas de descanso, técnicas de relajación o incluso actividades al aire aprovechando que en primavera los días son más largos y suben las temperaturas.
6. Hidratación interna y externa
Beber agua con regularidad es fundamental para mantener la elasticidad del cabello. A nivel externo, el uso de mascarillas hidratantes una vez por semana pueden devolver al pelo la vitalidad, además de aportar brillo y resistencia.