Uno de los principales enemigos de los mineros chilenos atrapados en San José, al igual que los astronautas de profesión, es la falta de exposición al sol. Para evitar todos los problemas derivados se les está suministrando vitamina D a través de la alimentación. Y ahora intentarán reproducir en el kilómetro de espacio por el que se mueven en la mina tres espacios distintos en los que puedan recuperar los ritmos biológicos de día y noche.
La idea es dejar un espacio con luz permanente que sirva de sala de ocio, otra a oscuras a modo de dormitorios y otra intermedia para trabajar. Y se haría dividiendo a los 33 mineros en tres grupos de 11 personas para distribuirlos a través del espacio del que disponen, un trabajo de organización que los propios afectados llevaron a cabo incluso antes de que se pusieran en contacto con ellos desde el exterior.