CITRI Q. Hoy me apetece rescatar y recomendar un disco importante para mi y que creo que ha pasado desapercibido para mucha gente. En 1962 se juntaron en New York dos figuras del Jazz, el pianista ya fallecido Bill Evans y el guitarrista Jim Hall, dos de los grandes del Jazz y de su instrumento. El objetivo era grabar un disco a duo para el sello Blue Note. El dúo es una de las formaciones más difíciles en Jazz, pero si aún encima los instrumentos son piano y guitarra la complicación se multiplica por la similitud de estos dos instrumentos que normalmente cumplen la misma función dentro de la banda. Por otra parte, el dúo probablemente sea el formato que más favorece la interacción entre los músicos, convirtiendo la música en un auténtico diálogo donde es tan importante escuchar o asentir como desarrollar un discurso coherente. Claro, estamos hablando de Bill Evans y Jim Hall, dos genios de la música, pero incluso así el resultado está por encima de lo esperable.
Y el resultado es Undercurrent, un disco con el que un servidor se ha acostado durante más seis meses sin llegar a aborrecer ni una sola de las notas que suenan durante los 53 minutos que dura. El disco es una recopilación de standards clásicos del Jazz y algún tema original de Jim Hall. Uno de los temas destacables es My Funny Valentine, donde la compenetración entre ambos músicos asusta, no importa quien lleve la iniciativa, parecen leerse el pensamiento, o directamente parecen una sola persona. No hay que olvidar que estamos hablando de música improvisada sobre un tema, es decir, cada músico lleva los temas a donde le apetece mientras el otro le acompaña, le ayuda, le comprende y luego le responde. Simplemente la interpretación de las melodías es pura delicia. Los solos de una creatividad y coherencia que impresiona, y el acompa-
ñamiento es algo único. Los guitarristas saben de lo que hablo, saben lo difícil que es acompañar a un pianista. Bueno pues Jim Hall lo hace perfecto en los momentos más abiertos y cuando se trata de caminar la cosa ya se sale de madre, directamente se convierte en contrabajista, batería y guitarrista al mismo tiempo, me saco el sombrero y me lo como. Quizá para un pianista sea más fácil acompañar a un guitarrista pero también es muy destacable la atención que Bill Evans presta al discurso de Jim Hall, como lo sustenta, le abre caminos, le empuja… En mi humilde opinión, este es uno de los discos de Jazz donde la interacción entre los músicos es más evidente e increible, imprescindible para cualquier músico que intente tocar este estilo de música.
Por otro lado, el disco es de una escucha fácil y agradable. Los temas son clásicos como Darn that Dream, I Hear a Rhapsody, Stairway to the Stars ó I’m Getting Sentimental Over You…Sólamente hay que ponerse cómodo, relajarse, abrir las orejas y dejar que la música nos transporte a lugares maravillosos.
Sin duda un disco increible, una obra maestra, y si estas palabras sirven para que alguien lo descubra y lo disfrute como yo lo hago me sentiré realmente satisfecho y recompensado.