¿Seguirá mareando la perdiz o reconocerá el derecho a la autodeterminación del pueblo saharahui? Quizá ese punto no esté ni en el orden del día de las negociaciones que iniciarán el Reino de Marruecos y el Frente Polisario el lunes que viene. La noticia ha sido confirmada por el ministro de Asuntos Exteriores, esta mañana en el Congreso de los Diputados.
“Se trata de un proceso impulsado por España y que cuenta con el auspicio de la ONU” ha asegurado Miguel Ángel Moratinos quien ha indicado que es necesario para la estabilidad del norte de África que Marruecos y Argelia mejoren sus relaciones bilaterales.
El conflicto del Sahara Occidental se remonta a 1975 cuando Marruecos lo invade durante la Marcha Verde mientras Franco agoniza y después de que España hubiese iniciado, a instancias de la ONU una descolonización en la que se contemplaba la convocatoria de un referéndum para decidir su independencia. Este no se celebra y se inicia una guerra entre el Frente Polisario y Marruecos, al norte, y Mauritania, al sur.
En 1991, bajo los auspicios de la ONU, se declara un alto el fuego tras un acuerdo entre los contendientes que contempla un referéndum de autodeterminación para 1992. Nunca llegó a celebrarse. Mientras tanto, cerca de 200.000 saharauis huyen al desierto argelino y se instalan en el campo de refugiados de Tinduf en unas condiciones de vida extremas; quienes no pueden huir permanecen en territorio marroquí, en una situación tan precaria que ha sido denunciada por numerosas organizaciones defensoras de los derechos humanos.
La situación ahora es saber si Marruecos está dispuesto a aceptar la celebración de la consulta y da el visto bueno a un censo de saharauis que nunca ha reconocido como válido, algo que, a la vista de las declaraciones de los responsables políticos de aquel país, parece altamente improbable.