El buen hacer de Lula no le ha servido para arrasar de buenas a primeras, todo a pesar de ser su sucesora directa. Dilma Rousseff se ha quedado a un paso de ganar en la primera vuelta las elecciones en Brasil con 47 millones de votos (el 46,8% del total), frente a los 33 millones del Partido de la Social Democracia Brasileña.
La segunda vuelta de las primeras elecciones sin Lula da Silve en dos décadas, llegarán el 31 de octubre. Será el momento del cara a cara entre la ex ministra y ex guerrillera de 62 años, encarcelada y torturada durante la dictadura, y José Serra, que a sus 68 años se juega su última oportunidad de llegar a la presidencia.
Mientras, el tercero en discordia ha sido la gran sorpresa: el Partido Verde, con la ex ministra de Lula Marina Silva a la cabeza y casi un 20 por ciento de los votos. Una alternativa de futuro con la aspirante más joven (52 años) como cara visible.
No ha sido la única sorpresa de la noche: el payaso Tiririca, candidato a diputado federal, se hacía con un escaño por Sao Paulo y se convertía en el parlamentario con el mayor apoyo popular tras conseguir más de un millón de votos. Todo a pesar de que ha manifestado públicamente su desconocimiento del funcionamiento de las instituciones del Estado y a su analfabetismo, que podrían llevarle a no poder sentarse en el escaño conseguido.
Otra cara conocida, en esta ocasión a nivel internacional, el ex jugador del FC Barcelona Romario, también ha conseguido un escaño, en esta ocasión por Río de Janeiro, al hacerse con casi 147.000 votos. Con el lema ‘Cuento con usted para hacer un nuevo gol a Brasil’, el futbolista prometía en su programa fomentar los programas deportivos y políticas para favorecer a los discapacitados. Romario tuvo que acudir a votar en un coche blindado a causa del revuelo de fans y fotógrafos que se generó.