Más de dos meses en la más completa oscuridad que están a punto de terminar. La perforadora llegará hoy al final de los 624 metros que separa a los 33 mineros chilenos de la superficie, aunque lo hará más despacio de lo habitual para extremar todas las precauciones. Aunque los trabajadores tendrán que esperar probablemente hasta el martes para ver la luz del sol: hay que reforzar las paredes con tubos metálicos en unos 100 metros y se está estudiando la posibilidad de que los propios mineros hagan una pequeña voladura para que martillo no se quede trabado.
Lejos de lo que pueda parecer los ansiosos son los familiares, no los mineros, que ya han elaborado hasta una lista con el orden en el que quieren ser rescatados. Sin embargo, las autoridades no les harán caso, ya que han decidido que rescatarán primero a los más hábiles, después a los más débiles y, por último, a los más resistentes.
Y en la superficie les espera una importante repercusión mediática que les llenará los bolsillos de dinero y regalos. Son muchos los que se han apuntado al carro de festejar su libertad: el Real Madrid y el Manchester Unites invitarán a los 33 mineros a presenciar sendos partidos en España y en Inglaterra en los que serán homenajeados; un empresario minero les pagará una semana de vacaciones en Grecia; Steve Jobs les regalará un Iphone a cada uno cuando salgan; otro empresario les ha ofrecido 10.000 euros a cada uno…
Lo que queda
El rescate aún no ha terminado, queda casi lo más complejo: sacarlos de allí. Los mineros tendrán que salir de uno en uno metidos en la cápsula Fénix, un contenedor de 4 metros de alto y 63 centímetros de ancho diseñado por astilleros de la Armada de Chile que tiene dos hermanos más preparados por si sufre algún problema. Con sus 460 kilos, tiene un sistema de ventilación y comunicación y un sistema de emergencias que puede desprenderse si surge alguna complicación.
Un minero se adentrará en la mina para ver el estado de cada uno y coordinar el rescate. Cuando el primero haya salido, bajará un médico para ayudar y continuarán los ascensos individuales, que durarán cerca de una hora, por lo que la operación se calcula que se prolongará unas 36 horas.
Cada minero llevará un aparato de medición corporal para tener controlados el ritmo del corazón, la respiración o la temperatura corporal, entre otros parámetros, y también llevarán unas gafas que les protegerá la vista, ya que la exposición al sol después de tanto tiempo bajo tierra podría causarles daños. De ahí a un hospital de campaña y a una carpa donde se reunirán con sus familiares en la más estricta intimidad.
De ahí, de seis en seis en helicóptero al hospital de Copiapó, donde estarán ingresados unos días. Después a disfrutar de nuevo de la libertad y de los regalos que les han hecho.