Pasada la 1 y media de la tarde llegó a la Catedral de Santiago tras realizar el recorrido desde Lavacolla en un papamóvil que fue acompañado con banderas del Vaticano. El vehículo se a detenido a la entrada de San Lázaro donde una banda de gaitas interpretó una pieza que fue recibida con agradecimiento por Benedicto XVI.
A la 1 en punto, el Santo Padre se apeó el la Praza da Inmaculada para entrar en la catedral por la Azabachería, donde saludó a una docena de cardenales y prácticamente a toda la Conferencia Episcopal en pleno, encabezada por el cardenal lucense Antonio María Rouco Varela. Ya dentro del templo, el Papa ha saludado a decenas de religiosos y a los fieles que le esperaban deteniéndose, especialmente, con los niños, a varios de los cuales a besado, entre ellos a un pequeño enfermo de cáncer al que ha dedicado una bendición especial.
Acto seguido Benedicto XVI ha rezado unos segundos ante la tumba del Apostol, ha hecho el tradicional abrazo e impartido su bendición Urbi et Orbe, concediendo así indulgencia plenaria a todos los que la han presenciado.
Antes en una ceremonia sencilla, a las puertas de la Catedral, el Papa se ha vestido la esclavina de peregrino que ha llevado puesta mientras saludaba a los miles de personas que le esperaban. Por último, antes de que empezase a funcionar el botafumeiro, el Santo Padre ha ofrecido agua bendita a los miembros del séquito que lo acompaña en el santuario.