Al mismo tiempo, los peritos eximen de toda responsabilidad a los técnicos de Spanair, que están imputados en el proceso judicial, ya que “las acciones del personal de mantenimiento, orientadas a minimizar los retrasos de los vuelos siempre que no se comprometa la seguridad, resultaron razonables de acuerdo con los procedimientos y consistentes en la práctica normal y aceptada del sector“.
Por último, el informe señala que la compañía Boeing, el fabricante del avión, debía haber previsto que el accidente podría producirse, lo cual habría dado “más tiempo a los pilotos para reaccionar”.