ANTONIO ALBALADEJO/ A la masacre está siguiendo una represión feroz. Este podría ser el resumen de lo que está pasando con los saharauis en El Aaiún. Este periodista ha podido hablar estos días con familiares de varias personas que estaban en el campo que fue asaltado por fuerzas del orden marroquíes y que han confirmado que éstas están llevando a cabo un registro sistemático de las casas en las que viven saharauis para encontrar a los organizadores del campamento y que han sido detenidos centenares de jóvenes.
Los servicios de seguridad están permitiendo el saqueo por parte de colonos marroquíes, “a los que se ha aleccionado desde los medios de comunicación del régimen” , de negocios y domicilios propiedad de saharauis y están llevando a cabo, también, la destrucción de los vehículos, “sobre todo Land Rover” con los que podrían salir de Marruecos o aprovisionarse de medicamentos y alimentos.
Las autoridades de Rabat han ordenado la intervención de centenares de teléfonos de personas de origen saharaui, están impidiendo que los heridos sean atendidos en los hospitales, a los que, a pesar de las heridas ninguno de ellos acude por miedo a ser detenido, y se ha desplegado por todo El Aaiún una fuerza de intervención, la mayoría de cuyos miembros circulan en moto, que no sólo está llevando a cabo estas acciones, sino que evita que nadie pueda transmitir información fidedigna de lo que está pasando allí.
Fuentes del Frente Polisario han alertado que las cifras de desaparecidos que se han transmitido en Europa distan mucho de ser reales y aseguran que el número de personas “que han sido asesinadas o internadas en cárceles marroquíes donde son torturadas” se acerca a las 2.000. Tampoco se sabe cuántas son las víctimas causadas por el ataque de las fuerzas de seguridad de Rabat ya que “había decenas de cuerpos calcinados, muchos de ellos de niños” que han sido retirados por los marroquíes quienes han llevado a cabo “un robo indiscriminado” de las tiendas que había en el campamento.
Todos estos actos, denuncian los refugiados, se están realizando con el consentimiento de los cascos azules de la ONU, “que están en el mejor hotel de El Aaiún sin mover un dedo” y mientras “el Gobierno español mira para otro lado”. La indignación con las autoridades españolas es máxima entre los cercados quienes claman porque no ha habido “ni una condena” por su parte de la “limpieza étnica” que está realizando Marruecos entre los saharauis. “Mientras Rabat ordena la muerte de miles de personas en Madrid no se hace nada”, señalan y lamentan la “cobardía” del gobierno español que se contrapone con la actitud de Francia que sí se ha preocupado por su situación y “está denunciando este asesinato en masa”.
