Seguirá el camino de las de Kyoto y Copenhage. Si no se llega a un acuerdo entre los países ricos y pobres sobre objetivos de emisiones de gases de efecto invernadero, la Cumbre contra el Cambio Climático en Cancún sólo habrá servido para que unos cuantos ministros se hayan ido de vacaciones a México.
Se espera que, al menos, intenten salvar el compromiso del Protocolo de Kioto, que obliga a 40 países ricos a recortar sus emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2012. Para ello se llegaría a un nuevo compromiso del mismo, con permiso de Japón, Rusia y Canadá, que ya han anunciado su oposición a esta propuesta y han insistido en que se redacte, “en los próximos años”, un tratado nuevo y más amplio en la ONU que incluya objetivos de emisiones vinculantes para China, Estados Unidos y la India.
Por su parte, los países en desarrollo insisten en que los países ricos, que han emitido la mayoría de los gases de efecto invernadero a través de la quema de combustibles fósiles, deben extender Kioto antes de que ellos firmen unos límites de emisiones que perjudiquen su lucha contra la pobreza.