El Santo Padre le ha rogado durante la Misa del Gallo que termine “con el tiempo de las túnicas ensangrentadas” para erigir en el mundo su reino “de justicia, de amor y de paz”. El Papa aseguró que en la noche de Belén “ha quedado superada la distancia infinita entre Dios y el hombre“. “Cristo ha entrado en el mundo, haciéndose uno de nosotros para atraernos a todos a sí“.
Su Santidad, ha afirmado que “el Rey” de la noche de Belén “no necesita consejeros provenientes de los sabios del mundo” porque “lleva en sí mismo la sabiduría y el consejo de Dios” y que “en la debilidad como niño” muestra “la fortaleza propia de Dios” frente “a los poderes presuntuosos del mundo”.