El gobierno iraní ha cumplido su advertencia y ha ahorcado a Ali Akbar Siadat, condenado por espionaje y al que se encontró culpable de ser un agente de los servicios de Inteligencia israelíes, Mossad, y a Ali Saremi, cabecilla de uno de los grupos terroristas que operan en el país, la Organización Mojaehdin-e Jalok (MKO). La Fiscalía de Teherán, presentó ‘pruebas’ de que Akbar formaba parte del Mossad desde 2005, cuando comenzó a robar información clasificada de Irán para vendérsela a Israel. Detenido hace dos años cuando intentaba salir del país con su mujer, las autoridades iraníes aseguran haberle intervenido una cámara digital, cuyo uso se atribuyó a labores de espionaje, y el número de teléfono de uno de sus superiores del servicio de inteligencia hebreo.
Saremi fue detenido hasta en cuatro ocasiones, la última de ellas en 2007, cuando fue condenado a cadena perpetua por liderar la campaña de propaganda del grupo terrorista para atentar en Irán.