No es que los americanos, que en un 72% están a favor de la pena de muerte, hayan cambiado de opinión, sino que Hospira, la única compañía de Estados Unidos que fabricaba tiopental sódico, el sedante utilizado en las inyecciones letales, ha anunciado que suspende su producción ya que no puede verificar que no son utilizadas para las ejecuciones. Las garantías exigidas por el Parlamento de Italia, país donde se produce esta droga, de que la misma no se usaría en la pena capital, ha obligado a la farmacéutica americana a suspender su procesamiento.
Ello podría retrasar todas las sentencias a muerte que se han dictado en Estados Unidos ya que el tiopental sódico es la primera de las tres inyecciones utilizadas para detener la respiración y el corazón del condenado. Pero no será por mucho tiempo, Hospira, como ha señalado su portavoz, trabaja para intentar procesar un producto similar y, además los médicos ya han asegurado que recurrirán a otros, como ya pasó hace unas semanas en las que se suministró durante una ejecución uno destinado al sacrificio de grandes animales.