El Ejército ha tomado el control de Egipto para intentar frenar la revuelta que ni la dimisión del Gobierno en pleno, salvo Mubarak, ni el toque de queda han podido parar. Con cerca de 100 muertos y más de 2.000 heridos, según distintas fuentes, los militares tratan ahora de bloquear la Plaza de la Liberación, centro de las protestas en El Cairo, a unas horas de que se retomen las manifestaciones contra el presidente tras las oraciones dominicales y los funerales por los fallecidos.
La llegada de un ex jede de los servicios de inteligencia y de un mariscal como vicepresidente y primer ministro no ha conseguido calmar la ira de unos ciudadanos que llevan casi una semana pidiendo la dimision de Honis Mubarak, no ninguna de las remodelaciones que está prometiendo para intentar aplacar a los egipcios, como la creación de empleo.
La esposa de Mubarak y sus dos hijos, según la BBC, ya podrían haber salido destino Londres, huyendo de las protestas antigubernamentales y en lo que podría ser el primer paso antes de que el presidente abandone el país.
Mientras, en medio de la revuelta, miles de presos han aprovechado las circunstancias para escapar de las cárceles. Según una emisora televisiva local, sólo en la cárcel situada en las afueras de El Cairo, unos 6.000 presos se habrían escapado, entre ellos criminales peligrosos y extremistas islámicos. Además, los saqueos se han vuelto habituales, aunque todo el que sea detenido será juzgado por un tribunal militar.