El intento de irse sin pagar en una gasolinera el pasado mes de diciembre que acabó con uno de los trabajadores agarrado a la ventanilla del coche para intentar que el conductor se fuera sin pagar, no es un hecho aislado. Si a la crisis le sumas una gasolina con el precio del litro por las nubes, el resultado es claro: se disparan los ‘simpas’, bien con un poco de ingenio o con el típico recurso de echar a correr sin mirar atrás.
Las víctimas suelen ser gasolineras con poca seguridad (apenas alguna cámara, sin barreras y con fácil salida a la carretera) y en las que se pueda repostar sin haber pagado antes. Eso sí, nunca repiten. El perfil, variado: desde el que acaba de robar un coche y quiere repostar por la cara, hasta el joven que sale de copas con el coche de su padre o el que va con el coche de empresa.