ANTONIO ALBALADEJO/ Los problemas empiezan a asfixiar al presidente de Egipto. La cadena de televisión ABC ha difundido que el patrimonio de Honi Mubarak y de su familia podría superar los 50.000 millones de euros. Concretamente, y citando a varios expertos, entre ellos la profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Princeton, Amaney Jamal, los Mubarak tendrían entre 29.000 y 51.000 millones de euros en múltiples inversiones y bancos de media docena de países.
Mubarak habría empezado ha hacer fortuna desde antes de suceder a Anuar El Sadat en 1981, siendo uno de los máximos responsables de la Fuerza Aérea Egipcia. La vía utilizada serían los contratos militares suscritos por su país, una práctica que continuó tras su acceso a la Presidencia, pero con un intrincado plan de diversificaciones.
La doctora Jamal indicó a ABC que la fortuna de Mubarak está principalmente en bancos del Reino Unido y Suiza, algo que obedece a “una práctica que siguen otros dictadores de Oriente Próximo”. Asimismo, de su poder se han beneficiado su mujer y sus hijos entrando y participando en empresas en el extranjero, firmas en las que ocupan, siempre por medios de testaferros, puestos en los consejos de administración. A esas acciones y dividendos, la familia Mubarak sumaría posesiones inmobiliarias en Nueva York, Washington, Londres, París, Madrid y Dubai, país que se ha señalado como de destino del Rahis cuando deje el poder.
La pregunta que se hacen ahora los comentaristas políticos es ¿puede incautarse Egipto de los bienes del presidente? La respuesta, en principio es que no o, al menos, no de la mayoría, ya que los mismos figuran a nombre de sociedades perfectamente legales en las que la participación de Mubarak o de su familia sería testimonial. Lo mismo pasa con las cuentas en bancos: habitualmente sus titulares son sociedades y pocas veces personas individuales. Otra cosa es lo que el presidente tenga en su país, todo ello podría ser expropiado por el gobierno.