Llevaba tres años pidiendo una pizza cada noche. Y eso fue precisamente lo que le salvó la vida. Susan Guy, una repartidora de pizza de Tenesse, en Estados Unidos, empezó a preocuparse cuando Jean Wilson, una clienta de avanzada edad que cada día pedía su pizza, llevaba tres días sin hacer un pedidos. Así que acudió a su casa y, al ver que nadie le abría la puerta, llamó a la policía.
Cuando los agentes entraron en la casa de la señora Wilson la encontraron tendida en el suelo. Se había caído hacía tres días y no podía moverse ni llegar hasta un teléfono para pedir ayuda. Para que luego digan que la pizza no es buena para la salud.