Eso ha anunciado el portavoz del Gobierno libio. Musa Ibrahim, advirtió este lunes de que podrían “perderse cientos de miles de vidas” si se intensifica el actual conflicto entre los partidarios y los detractores de Muamar Gadafi, siguiendo el discurso que había iniciado el hijo mayor del dictador, llamado a sucederle al frente del estado.
Ibrahim, quien denunció, en un encuentro con los medios de comunicación, que las potencias occidentales y los islamistas de Al Qaeda comparten el mismo objetivo de sembrar el caos en Libia para apoderarse del petróleo del país, ha hecho estas declaraciones pocas horas después de que los rebeldes se hayan hecho con Misrata, a 200 kilómetros al este de la capital.
Los detractores del líder libio han tomado el aeropuerto y, según distintos testigos, han abatido un avión del Ejército gubernamental y han capturado a la tripulación. Los opositores están a punto de hacerse con la base militar situada en aquella localidad, que ya controlan prácticamente en su totalidad y en la que hay un importante arsenal de armas y municiones. Mientras siguen los combates, los rumores sobre el destino del líder libio se disparan; algunas fuentes aseguran que Gadafi ha abandonado el país con destino a Caracas entregando el mando a su hijo Sail Al-Islam a quien se ha visto en un vídeo, subido sobre el capó de un vehículo, asiendo un fusil y arengando a los partidarios de su padre a defender al régimen. “¡Es mentira que hayan desertado policías y militares!” chilla Al-Islam quien promete que sus soldados tendrán a su disposición armas y víveres “¡Os daré todo lo que necesitéis, comida, armas, dinero!”, asegura el que se dice es ya el hombre fuerte del territorio que sigue en manos del gobierno, apenas un 15% de todo el del país en el que, sin embargo está Trípoli, la capital, en la que viven casi la mitad de los 6 millones de libios.
