Su última voluntad era que su lápida estuviera adornada con los dos grandes amores de su vida: el buen vino y su esposa… por ese orden. Así que su cuñado, amante del Photoshop y compañero de juergas, no dudó en montar la imagen que a Petra Dumitru le hubiera gustado ver: una imagen en la que sale al lado de su mujer dándole un trago a su bebida favorita. Lo que no pensaba este anciano rumano es que la idea tuviera tanta polémica.
A las autoridades eclesiásticas que gestionan el cementerio en el que está enterrado no consideran la imagen apropiada, así que se plantean la posibilidad de retirar la foto del hombre bebiendo, “indigna para una tumba”. A ver quién es el guapo que le quita la última copa al anciano.