Casi 21 millones de euros por 78 toneladas de chatarra espacial. El transbordador espacial Discovery se acaba de jubilar y la NASA lo ha puesto a la venta por lo que le costará la limpieza de los componentes tóxicos de la nave, sobre todo de los restos de combustible, que durarán 9 meses. Será entonces cuando pase a manos del museo que pague por él.
Por el momento 5 se lo rifan: el Museo de la NASA de Houston, en Texas, que pide que vuelva a casa; el museo de la Aviación de Seattle, que lo quiere porque fue parcialmente construido en esa ciudad; el del Aire y el Espacio de Nueva York, que ha lanzado una campaña de recogida de firmas on line para que el Discovery o uno de sus gemelos, el Atlantis o el Endeavour, acabe allí; el Museo de la Fuerza Aérea, en Ohio, que ya ha comenzado a construir la instalación en la que sería expuesto y que ya ha recibido 10 millones de euros del Gobierno para recibir al transbordador; o el famoso Smithsonian de Washington. Mientras, la NASA tiene su particular apuesta, el Centro Espacial Kennedy, junto a la rampa de lanzamiento desde la que el Discovery ha realizado 39 de sus misiones.
Más opciones
Los museos que no consigan hacerse con el Discovery tendrán más oportunidades en los próximos meses, ya que sus gemelos, el Atlantis y el Endeavour, también están a punto de jubilarse.