Faltaba poco para las 6 de la madrugada cuando la policía nacional tuvo que acudir a las puertas de una discoteca en la calle Uruguay tras la llamada de un cliente que denunciaba haber sido agredido por uno de los porteros. Al llegar se encuentran con un joven con la mejilla colorada, pero como no quiere presentar denuncia los agentes se van. A los 10 minutos tienen que regresar porque un grupo de personas impedían la salida de los empleados de la discoteca: 30 jóvenes lanzando objetos contra las puertas, golpeándola, arrancando árboles y tirando cascotes de obra, botellas y vasos de cristal.
Los refuerzos policiales fueron recibidos con gritos e insultos y con una batalla campal en la que incluso llegaron a quitarle a uno de los agentes el equipo de transmisiones, tirándolo al suelo y rompiéndolo. Después de usar la megafonía para intentar calmarlos, la policía empezó a disolver el grupo dividiéndolo, aunque en su huida hacia la calle Príncipe causaron numerosos destrozos en el mobiliario urbano.
El resultado final, 9 jóvenes identificados y un detenido que ya ha pasado a disposición judicial.