El conjunto de César Iglesias sabía que su participación en la Copa del rey de baloncesto en silla de ruedas que se disputa este fin de semana en Marbella podía ser efímera. La suerte había deparado, una vez más, un complicadísimo choque en cuartos de final a los vigueses. El Fundosa Once, uno de los grandes favoritos a lograr el título, era un obstáculo difícil pero no insalvable. De hecho, en el encuentro liguero disputado en el Pabellón de Bouzas, el Aldasa hizo sudar a los madrileños hasta el último cuarto. Sin embargo, en esta ocasión la resistencia sólo duró hasta el descanso. Porque el tercer cuarto, con un demoledor parcial de 21-9, fue una losa demasiado pesada y dejó ya al Amfiv sin ninguna posibilidad de dar la sorpresa en este torneo del K.O.
El enfrentamiento entre vigueses y madrileños tuvo dos partes bien diferenciadas, en las que, igualmente, se pudieron observar con claridad las dos caras que ofrecen en casi todos sus encuentros los pupilos de César Iglesias. Durante los veinte primeros minutos, el Aldasa aguantó el tipo ante un rival del potencial del Fundosa y supo rehacerse a un flojo inicio para remontar y llegar al descanso con todas sus opciones de clasificación para las semifinales todavía intactas. Pero todo cambió tras el intermedio. El Amfiv, muy desacertado durante todo el choque en los lanzamientos desde el tiro libre (7 de 20 en el global), no volvió al partido tal y como había finalizado la primera parte. Eso ante un conjunto que cuenta en sus filas con jugadores como Bywater, Chambers o Pollock se paga caro, muy caro. Especialmente si durante cuatro ataques consecutivos los vigueses son incapaces de anotar, desperdiciando hasta ocho tiros libres consecutivos, mientras que sus rivales no desaprovechaban la oportunidad de abrir brecha y dejar más que encarrillada la eliminatoria.
El Fundosa Once quiso demostrar desde el inicio que era el favorito y que no quería excesivas complicaciones en su camino hacia las semifinales. César Iglesias optó de inicio porque sus jugadores cerrasen la zona para evitar que los hombres altos del conjunto madrileño consiguieran cómodas posiciones bajo el aro. Sin embargo, el problema llegó con las pantallas para el lanzamiento exterior. Ahí, los intentos vigueses para salir al lanzamiento se convertían en continuaciones del bloqueador que hacían mucho daño al Aldasa. Por eso, el técnico olívico tuvo que solicitar su primer tiempo muerto ya que el Fundosa empezaba a conseguir una importante renta. Iglesias decidió dar una vuelta de tuerca a su defensa, ordenando a sus jugadores una presión que, sin ser a toda la pista, sí que obligó a los madrileños a acelerar mucho más su juego y a perder más balones.
El cambio táctico dio pronto sus frutos. Las recuperaciones (19 en total) permitieron al Aldasa correr el contragolpe y cerrar el primer parcial sin daños (21-19, min.10), demostrándole a su rival que el camino hacia las semifinales no iba a ser ni mucho menos un paseo. De hecho, la inercia positiva se mantuvo durante los siguientes diez minutos. La defensa presionante seguía creando problemas al Fundosa y al intermedio todo estaba por decidir (32-30, min.20).
Pero llegó el descanso y con él, la debacle del Amfiv. La posibilidad de dar la campanada en los cuartos de final del torneo del K.O. se esfumó de un plumazo en el tercer cuarto. Cuatro ataques seguidos desperdiciados desde la línea de personal, ocho tiros libres consecutivos errados son demasiada ventaja ante un contrincante como el Fundosa. Porque, además, los pupilos de César Iglesias ya no podían correr el contragolpe tan fácil como antes. Los madrileños redujeron sus pérdidas de balón y en el ataque estático los vigueses lograban cómodas posiciones de tiro pero, una vez más, no acertaban con el aro.
Ésa fue otra de las circunstancias que no desaprovechó su rival. Porque el Aldasa tiró más que el Fundosa (48 por 59 en tiros de dos puntos y 8 por 9 en triples) pero los porcentajes de acierto fueron nuevamente escasos, muy escasos. Los fallos desde debajo del aro terminaron de condenar a un equipo vigués que veía cómo el choque quedaba sentenciado al final del tercer cuarto (55-39, min.30). La única opción pasaba por una increíble remontada en los últimos diez minutos. Pero no hubo opción. Los lanzamientos seguían sin entrar (2 de 19 para un 32% en tiros de dos puntos; 2 de 9 para un 22% en triples y 7 de 20 para un 35 % en tiros libres) y, por ello, el Fundosa pudo disfrutar de un plácido último cuarto (71-51).