No es una excusa para quedarse en casa ni para no tomar la hostia sagrada, es lo que publica el Daily Mail norteamericano. Un estudio de investigadores de la universidad de Chicago han descubierto que los fieles que acuden de forma regular a la iglesia tienen un 50% más de probabilidades de tener obesidad al llegar a la mediana edad y asegura que ir a misa es tan malo para la salud como comer hamburguesas y patatas fritas todos los días.
Bueno puede que para el alma, pero no para la cintura al parecer por este estudio llevado a cabo con personas que acudían habitualmente a misa en Chicago, Minneapolis, Birmingham, Alabama y Oakland. Los expertos aseguran que uno de los motivos principales de estas estadísticas podría ser que durante años los fieles han podido comer durante los servicios religiosos, algo habitual entre la población mientras escuchaba el sermón.