Eso ha asegurado Benedicto XVI durante la celebración de la liturgia de la Ultima Cena en la Basílica de San Juan de Letrán, en Roma. El Papa ha advertido en su homilía que muchos cristianos van a la iglesia “sin ir vestidos con el traje de boda, sin alegría por su cercanía, como cumpliendo una costumbre y con una orientación de sus vidas completamente diferente“.
Su Santidad ha incidido, recordando a Gregorio Magno, que los que vienen de esta manera “en cierto modo tienen fe pero les falta el traje nupcial del amor” y ha advertido que “quien vive la fe sin amor no está preparado para la boda y es arrojado fuera”.
Eso sí, el Papa ha señalado que Jesús “conoce la realidad de que hay puestos que quedan vacíos, la respuesta negativa, el desinterés por él y su cercanía” de algunos cristianos,aunque ha confirmado que “Jesús espera a cada hombre para transformarlo y comenzar así la transformación del mundo“.