Adiós a una era. La última fábrica de máquinas de escribir que quedaba en el mundo, la Godrej and Boyce de Bombay, ha cerrado sus puertas. Y bastante aguantaron porque a pesar de que a finales del siglo XIX y buena parte del XX eran herramientas indispensables para muchos, con la llegada del ordenador se vieron relegadas a un segundo plano, casi como objetos de coleccionista, salvo en nichos de mercado como el hindú.
Pero en la última década la India se ha ido adaptando a las nuevas tecnologías, la Godrej ya no vendía nada y sólo tenía 200 máquinas en stock. Hasta el año 2009 produjo entre 10.000 y 12.000 máquinas, pero ahora el principal comprador de la fábrica eran organismos de defensa, tribunales y oficinas dependientes del Gobierno.
Más de 50 años de historia
Comenzó a producir en los años 50, cuando el primer ministro Jawaharlala Nehru describió la máquina de escribir como un símbolo de la independencia emergente de la India y la industrialización. Ahora se suma a la lista de cierres, donde destacan nombres como Smith-Corona, Olivetti u Olympia, las últimas compañías occidentales en fabricar máquinas de escribir.