A.ALBALADEJO/ Mientras que en algunos países los debates electorales son obligatorios, como en Estados Unido o Suecia, en donde están regulados por ley, en España el que haya o no debates depende, no del interés de los votantes, sino de de la estrategia de los jefes de campaña. En los últimos años ha sido el Partido Popular quien ha puesto todo tipo de cortapisas, excusas y trabas para acudir a los mismos.
En 1996, con Aznar en la oposición, pidió un debate a tres bandas, incluyendo a IU. En aquel momento, los sondeos daban a los populares favoritos para llegar al Gobierno, por ello, muchos analistas creen que la decisión de que Aznar no se enfrentase a González fue acertada: habría perdido las elecciones de haberlo hecho.
Cuatro años más tarde, el ya presidente Aznar, con unos sondeos que le daban de facto la mayoría absoluta no se negó a debatir, aunque sí evitó hacerlo a solas con el candidato socialista, y su partido propuso un esperpéntico debate entre las 12 formaciones con presencia parlamentaria. Volvió a acertar: se hizo con la mayoría absoluta.
En 2009, Alberto Núñez Feijoo se negó a un debate a tres con Touriño, entonces presidente de la Xunta y Quintana, vicepresidente, proponiendo en su lugar dos debates uno a uno con cada uno de sus rivales aunque, curiosamente, sí se había prestado al mismo un año antes, antes de la Elecciones Generales, eso sí, ni él ni los representantes de PSOE y BNG eran candidatos. El PP dio en el blanco de nuevo: a Feijóo sólo le valía la mayoría absoluta y se hizo con ella.
EL QUE MEJOR VA EN LAS ENCUESTAS NI QUIERE HABLAR DE DEBATIR
Corina Porro, que en 2007 participó hasta en 15 cara a cara con los mismos rivales que tiene ahora por la Alcaldía de Vigo, esgrime el mismo argumento. ¿Por qué? Los especialistas en marketing político nos han contestado que hay una regla que ningún jefe de campaña es tan inconsciente u osado como para saltarse: el candidato que tiene más posibilidades de ganar o al que las encuestas le auguran mejores resultados, rechaza siempre.
Ello es así porque teme no estar a la altura, equivocarse o exponerse demasiado a unos contrincantes que siempre saldrán al ataque. Ello explica porqué Porro, que cuatro años atrás sabía que estaba lejos de lograr los 14 concejales que le habrían dado la Alcaldía, decidió arriesgarse, algo a lo que no está dispuesta hoy, cuando las perspectivas la acercan a la victoria.
La pregunta es si ello tiene, de verdad, razón de ser, ¿tanto influyen los debates en los votantes? Los especialistas aseguran que sí tienen efecto, pero mucho menos de lo que creen los candidatos. No deciden el voto más que en un porcentaje que pocas veces supera el 5%, aunque tienen una consecuencia palpable: quienes no tenían pensado no ir a votar, pueden decidirse a hacerlo: movilizan la opinión.
¿A QUIÉN BENEFICIA LA ABSTENCIÓN?
¿Eso le conviene a la candidata popular? Según los especialistas en encuestas electorales consultados por vigoalminuto, el resultado dependerá, directamente, de la participación. De acuerdo con los datos de las últimas participaciones en Elecciones Locales, un porcentaje alto de votantes “suele favorecer a las alternativas de izquierdas” cuyos votantes son los que más fácilmente pueden decidir no acudir a las urnas, “algo que no pasa entre quienes optan por los partidos conservadores, cuyo índice de participación se acerca o supera el 80%”.
La prueba está en las tres últimas convocatorias, en 1999 con una abstención del 41,57%, el PP obtuvo 50.565 votos y 11 concejales, frente a la suma de 66.506 votos de BNG y PSOE que lograron 8 y 7 concelleiros, respectivamente.
El resultado cambió sustancialmente en 2003, año en el que la abstención bajó hasta el 36%, entonces los populares lograron 52.958 votos (10 ediles) frente a los 83.884 de PSOE y BNG (que se hicieron con 8 y 7 sillas en la Corporación, respectivamente).
Prueba de la influencia de la abstención en los resultados de los partidos de izquierdas la dieron las Municipales de 2007, ese año la abstención volvió a crecer hasta el 39,3%, el PP se hizo con 66.559 sufragios (13 concejales) y la suma de PSOE y BNG bajó hasta los 72.428 votos (9.456 menos que cuatro años antes).
…ALGUNAS VECES LOS DEBATES DECIDEN
Pero no siempre los debates son tan inútiles. En 1993, el primero de los debates Aznar- González, se lo llevó el líder popular y, con él, el 1% de los votos de quienes lo siguieron…eso sí, el segundo, con un Felipe menos confiado que en el primero, se lo llevó el presidente y, de paso, se hizo con un 3% de los votos de los televidentes.
También le vino bien a Sarkozy medirse a la socialista Ségoléne Royal, la candidata estuvo muy agresiva y cometió muchos fallos durante su cuerpo a cuerpo y le dio una ventaja insalvable a su oponente que, hasta aquel momento, no había conseguido ganarse el respeto de los votantes. A Francois Miterrand le perdió esta frase en el debate que mantuvo con Giscard dEstaing en 1974, “usted es un hombre del pasado“.
